Mis primeros síntomas de embarazo fueron náuseas, muchas náuseas. En realidad todo lo que comía lo vomitaba. Me daba miedo comer porque todo me caía mal. Ni agua podía tomar porque también la arrojaba.
Se me dio por comer tomate en ensalada, detesto el tomate pero en ese momento sentía unas ganas de comer todos los tomates con limoncito y sal. ¡Que tal antojo!
No podía ver ni en pintura la jamonada, cada vez que la olía me daba unas náuseas horribles y aunque no lo crean le agarré asco al pollo. Sí, al pollo y eso incluye al pollito a la brasa que tanto me gusta. Cero pollos.
Mi almuerzo casi todos los días era ceviche de pescado o de pota, mi bebé era 100% cevichero y me agarré con el jugo de naranja a full. Tomaba agua a mares y dormía mismo Garfield.
Subí de peso cerca de 20 kilos. De terror porque la ropa no me entraba, mis pies se hincharon más de lo normal. El pelo se me empezó a caer casi el doble de lo que se me cae por la tiroides, hasta mis pestañas se me metían a los ojos y me molestaban.
Mi peso era de 55 o 56 kilos pero llegué a pesar 73 en pocas palabras parecía un Liquid Paper, eso me dijo un amigo una vez y vaya que sí lo parecía. Felizmente no me salieron manchas en el rostro ni estrías.
Algunas personas dicen que los antojos durante el embarazo son mentira pero déjenme decirles que es verdad porque yo los he sentido. Hasta me comí cuatro palitos de anticucho y todo un litro de helado Choco Chip.
Que linda etapa de verdad, aunque hayan pasado algunos contratiempos que más adelante les contaré. Hablarle a mi bebé en mi pancita en todo momento y ponerle música instrumental era maravilloso.
Alonso también le hablaba y besaba mi pancita. Ambos esperábamos a nuestro bebé con mucha ilusión. Me quedé sin ombligo literalmente al quinto mes de embarazo, igual me sentía muy feliz.
Mi embarazo fue una bendición de Dios y no me canso de decirlo, Amy está aquí conmigo porque Dios así lo quiso, se hizo su voluntad porque jamás perdimos la fe Alonso y yo. Amy es un milagro de Dios. Todos los bebés son un milagro de Dios.
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