El día que mi familia se enteró de mi embarazo fue muy hermoso. Alonso había comprado un roponcito amarillo de un osito para nuestro bebé y me lo obsequió junto con unos zapatitos y sandalitas.
Alonso tuvo la idea de bajar a el primer piso con el roponcito y los dos pares de zapatitos envueltos, se lo entregó a mi abuelita. Ella pensó que le estábamos dando un obsequio pero al abrirlo se sorprendió y le dijimos que sería bisabuela.
Mi tío lloró de la emoción porque la llegada de un bebé siempre es una bendición. Nos felicitaron y me dijeron que evite renegar, era imposible porque siempre reniego por algo pero por mi bebé valía la pena no hacerlo.
Compramos una gaseosa y brindamos por la llegada del nuevo o nueva integrante de la familia. Fui a despertar a mi abuelito para darle la noticia y brindar con él.
Mi abuela se adelantó al decir que sería varón y sugirió ponerle "Arturo" como el rey. Siempre le gustado ese nombre y luego dijo que se llame "David" también es bonito nombre por el rey David, mencionó.
Mi abuelito no escucha muy bien, a él tuvimos que escribirle en una hoja de papel que estaba embarazada. Se alegró muchísimo. Después de tanto tiempo un bebé llegaría a traer la alegría a casa.
La Navidad sería diferente, mi bebé es un verdadero milagro después de esperar tanto tiempo Dios me dio el mejor regalo de Navidad. No me importaba si sería niño o niña, solo le pedía a Dios que sea su voluntad.
El primer roponcito de Amy lo guardo como un tesoro, un día de estos lo sacaré y le tomaré una foto para enseñárselo a ustedes. Oren mucho y pídanle de corazón a Dios un milagro que él los escuchará, él siempre nos escucha.
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