Cuando cumplí 21 semanas llegó el momento de conocer el sexo de nuestro bebé. Alonso y yo estábamos muy emocionados. Tenía cita para la ecografía en la tarde así que salimos a caminar y luego tomamos el bus.
Ya en la clínica esperábamos ansiosos mi turno, cuando salía una mamá del consultorio cruzábamos los dedos para que me llamen. Habían bebés y niños fuera del consultorio jugando, mientras sus padres esperaban ansiosos como nosotros.
Alonso acariciaba mi vientre y decía: "Seas niño o niña siempre te voy a amar" pero yo sabía perfectamente que su sueño era tener una niña. Cada vez los segundos se hacían más largos y no me llamaban.
Había una señora mayor sentada al lado de Alonso, ella nos preguntó si eramos padres primerizos. Respondimos que sí y nos comentó que su hija también lo era y que ella había venido a acompañar a su yerno e hija para conocer el sexo de su futuro nieto.
Por una vez más Alonso volvió a decir que le gustaría ser padre de una niña, que siempre ha soñado tener una bebita en brazos. Cuidarla y protegerla es su mayor anhelo. También mencionó que él no era de aquí si no de Piura y que decidió vivir en Lima para formar una familia a mi lado.
La señora nos escuchaba atentamente mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, "que hermosa historia", mencionó. "Ahora Dios los ha bendecido con este bebé". En ese momento me llamaron.
Mi emoción era tan grande que no podía ni caminar, me coloqué una bata y me acosté en la camilla. El doctor nos hizo varias preguntas a mí y otras a Alonso. Yo miraba la pantalla y veía a mi bebé moviéndose, me sentí muy feliz.
El doctor nos dijo que nuestro bebé estaba bien en peso y altura, luego preguntó "¿Señora qué quiere que sea su bebé?" Yo respondí "Lo que Dios quiera" y también se lo preguntó a Alonso que dijo: "Yo siempre he querido tener una niña, una princesita".
Respiré profundamente mientras el doctor nos dijo: "¿Están preparados?" Nos tomamos de la mano y juntos respondimos: "Sí". Fue en ese momento que dije para mí: "Dios mío que se haga tu voluntad".
Esta vez mi bebé se dejó ver qué sería, la vez anterior estaba de espaldas y con las piernas cerradas. El doctor nos dijo: "Van a ser padres de una hermosa niña". En ese momento agradecí a Dios entre lágrimas por el milagro concedido.
Cuando giré a ver a Alonso él estaba llorando, "Gracias Dios mío, siempre quise una niña", decía. Tendríamos una princesa y no teníamos palabras para agradecer a Dios y Santa Rosita.
La bendición más grande que Dios nos ha dado se llama Amy Jade y por ese motivo nuestros logros llevarán siempre la firma de nuestra hija.
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